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PERU, EJE DE INVERSIONES

Picón & Asociados
Jun 22. 2022

¿Qué debe pasar en materia tributaria?

Luego que Chile aprobó la necesidad de cambiar su Constitución y considerando lo que ocurrió en Argentina y Bolivia, se presenta para el Perú una gran oportunidad de consolidarse no sólo como un destino atractivo para las inversiones gracias a nuestra estabilidad macroeconómica, tipo de cambio estable, libre repatriación de divisas, etc.; sino además como un potencial eje de inversiones en la región. Para ello es necesario corregir algunos temas qué están fallando, en particular en materia tributaria. 

Si bien nuestro sistema tributario en la parte normativa e impositiva es atractivo, la falta de seguridad jurídica que perciben los contribuyentes por parte de la administración tributaria es muy preocupante. La seguridad jurídica es saber en qué me estoy metiendo y confiar que no me cambiarán luego las reglas de juego, es decir, es la predictibilidad de los actos del Estado. Si no hay seguridad jurídica, el inversionista va a preferir poner su dinero en otro destino. Es esencial que el próximo gobierno entienda la necesidad de un cambio de paradigma en el rol de SUNAT: no ser un obstaculizador de inversiones ni perseguidor de empresas formales sino un promotor de nuevas inversiones y un luchador contra la gran evasión e informalidad (contrabando y otras actividades ilícitas).

Pongámoslo en sencillo: La ley señala que toda empresa debe pagar como Impuesto a la Renta el 29.5% de su utilidad y algunos tributos al consumo. Se entiende por utilidad la diferencia entre ingresos y gastos. Es algo lógico. Sin embargo, en las últimas décadas SUNAT de manera sistemática, lejos de priorizar el ataque a la evasión, viene aumentando los impuestos a través del desconocimiento de los gastos de empresas formales por motivos variados, pero casi todos basados en formalismos, multiplicando los impuestos a pagar muchas veces más allá del 100% de la utilidad.  Es decir, aunque la ley señala que el impuesto es una parte de la utilidad, la SUNAT lo convierte en montos mucho mayores. No hay predictibilidad. Esta actuación que tiene por lo menos 15 años ha venido empeorando. 

Si a esta práctica le agregamos litigios por más de 10 años, con intereses moratorios y multas que han multiplicado por 10 el monto de la deuda por ineficiencia del propio estado, y sumamos además la actual crisis, estamos frente a una “tormenta perfecta”. Tengamos en cuenta que menos del 0.2% de los contribuyentes generan cerca del 80% de toda nuestra recaudación. A ellos se les denomina “grandes contribuyentes” y desde el 2013 aproximadamente, la SUNAT ha dado a entender que muchos de ellos no han cumplido con pagar sus impuestos y le deben al Estado miles de millones. Esta idea se ha posicionado en la mente de la población que cree que la persona de a pie o las pequeñas bodegas tienen menos concesiones que los grandes, cuando ambos, grandes y pequeños, se ven afectados por la aplicación arbitraria de las normas tributarias.

Para atraer inversiones, generar trabajo y ser un eje de inversiones en la región, se debe sanear el sistema tributario, dando normas que permitan, por ejemplo, que se pague la deuda principal, eliminando multas e intereses en el caso de litigios o deudas no declaradas. Adicionalmente, debemos cambiar la estructura y mentalidad de SUNAT, garantizando independencia pero con equilibrio en los criterios de una institución esencial en el desarrollo del país. 

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